miércoles, 27 de junio de 2018

MARÍA CROCIFISSA CURCIO

Fiesta: 4 de julio






Maria Crocifissa Curcio nació en Ispica (Italia), en 1877. Con trece años se inscribió en la Tercera Orden Carmelita. Más tarde llevó vida en común con otras compañeras terciarias, consagradas a la educación cristiana de la juventud y al cuidado de niñas huérfanas. Después de participar en la canonización de Santa Teresita del Niño Jesús, fundó la congregación de Carmelitas Misioneras de Santa Teresa del Niño Jesús, dedicadas a la misión y la educación con la espiritualidad Carmelita. Educó a sus religiosas en una sólida piedad y en un espíritu misionero y de amor a la Iglesia. Murió el 4 de julio de 1957. Fue beatificada el año 2005.

jueves, 21 de junio de 2018

BEATA "CHIQUITUNGA"

MARÍA FELICIA DE JESÚS SACRAMENTADO - "CHIQUITUNGA"

Fiesta: 28 de abril




María Felicia Giggiari Echeverría nació en Villarica, Paraguay, el 12 de enero de 1925. A los 16 años se alistó en las filas de la Acción Católica de la que fue miembro entusiasta y dirigente abnegada. En 1950 se trasladó a Asunción con toda su familia. Allí estudió en la Normal. En abril de 1950 conoció a Angel Sauá en una sencilla concentración de Acción Católica. Algunos califican a esta relación como una sincera amistad, otros como una historia de amor juvenil. Ambos se despidieron cuando él decidió ingresar al seminario y ella al Carmelo en 1955. A los 30 años, tras vencer la oposición paterna, ingresó en el Carmelo de la Asunción (Paraguay). Tomó el hábito de Carmelita Descalza el 14 de agosto de 1955. En el Carmelo vivió con gran espíritu de sacrificio, caridad y generosidad, todo envuelto en gran mansedumbre y comunicativa alegría. Antes de hacer la profesión solemne, contrajo una hepatitis infecciosa que fue causa de su muerte, cuando tenía apenas 34 años de vida, ocurrida el 28 de abril de 1959. Vivió la enfermedad con gran entereza y siempre con una sonrisa.
Beatificación: 23 de junio 2018 en Paraguay.

miércoles, 13 de junio de 2018

SAN VITO, mártir

Fiesta: 15 de junio





A la vida de san Vito, mártir de los primeros siglos del cristianismo, se le ha mezclado mucha leyenda, actualmente es casi imposible distinguir lo que sucedió realmente y lo que es sólo leyenda.
Cuenta la leyenda que Vito, siciliano de nacimiento, a los siete años era ya un cristiano convencido y hacía muchos milagros. El gobernador Valeriano mandó arrestarlo y trató de hacerlo apostatar con promesas de premios y con amenazas de castigo. Pero de nada sirvieron, ni siquiera sirvieron los apasionados llamados de del padre de Vito, que era pagano. En efecto, Vito tenía a su lado en la prisión a su propio maestro Modesto y a su nodriza Crescencia. Los tres fueron prodigiosamente liberados por un ángel, y se retiraron a Lucania, en donde siguieron dando testimonio de su fe con la palabra y con los prodigios. La fama de Vito llegó a oídos de Diocleciano, cuyo hijo era epiléptico, enfermedad que en ese tiempo era impresionante. Lo mandaron llamar y Vito fue a Roma, donde curó al hijo de Diocleciano, pero como recompensa recibió una tortura y nuevamente la cárcel. El ángel volvió a liberarlo y, cuando regresó a Lucania, junto con Modesto y Crescencia, rindió allí su último testimonio con el martirio en el año 303.
San Vito fue uno de los santos más populares de la Edad Media, y aún hoy es muy popular en Europa.

miércoles, 6 de junio de 2018

SANTA MARÍA ROSA MOLAS

Fiesta: 12 de junio





María Rosa Molas nació en España en 1815. En enero de 1841 entró como religiosa en la Corporación de Hermanas de la Caridad, congregación que prestaba sus servicios en el Hospital y la Casa de Caridad de Reus. Allí María Rosa dio pruebas de caridad heroica, en el humilde servicio a los más pobres y enfermos; allí escuchó el clamor de su pueblo, se conmovió y salió en su defensa. El 11 de junio de 1844, asediada y bombardeada la ciudad de Reus por las tropas del General Zurbano, con otras dos Hermanas, María Rosa atravesó la línea de fuego, se postró a los pies del General, pidió y obtuvo la paz para su pueblo.
Años después, en 1857, fundó en Tortosa la congregación Hermanas de la Consolación que años más tarde se extendió por otros lugares. En ese tiempo obtuvo el título de maestra y se opuso a las autoridades civiles y a la Constitución que estaba en contra de la Iglesia. También llevó adelante un lazareto en Tortosa. Con ferviente convicción salió en defensa de las amas de lactancia a quienes la administración no paga el justo salario; defendió a sus hijas religiosas, injustamente desacreditadas por un administrativo de uno de sus Hospitales; impidió a un médico utilizar a los niños expósitos para experimentar intervenciones quirúrgicas.
Cumple así su misión consoladora hasta que, tras una breve enfermedad, desgastada por su servicio incansable a los pobres, murió en 1876.
El 8 de mayo de 1977 fue beatificada por Pablo VI, y canonizada por Juan Pablo II el 11 de diciembre de 1988.