Fiesta: 16 junio.
Quirce (o Quirico), un niño de tres años, y Julita (o
Julieta), su madre, sufrieron el martirio en Antioquía en los primeros siglos
del cristianismo.
Lamentablemente, las verdaderas actas de su martirio desaparecieron
en el siglo IV, y fueron reemplazadas más adelante por otras que narran una
leyenda con muy poco valor histórico.
La leyenda cuenta que Julita, de familia noble, y cristiana,
enviudó siendo muy joven y con un niño pequeño de tres años, Quirce. Al
estallar la persecución de Dioclesiano, Julita decidió huir y esconderse. Fue
delatada, capturada y llevada al tribunal.
Fue brutalmente torturada, mientras su hijo de tres años
veía todo. El niño llorando pidió estar junto a su madre. No lo dejaban. Lo
sostenían con fuerza, sin embargo, él seguía gritando, llorando y
retorciéndose. Finalmente, Quirce cae al suelo violentamente, se abre la cabeza
y muere, se dice que fue el mismo prefecto el que lo arrojó al suelo.
Julita siguió sufriendo torturas, hasta que decidieron darle
muerte decapitándola.
Los cadáveres fueron arrojados a una fosa común, pero los
cristianos los recuperaron y les dieron mejor sepultura.
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