Fiesta: 17 de septiembre.
San Roberto nació en Monteluciano, Toscana (Italia), en
1542. Su madre era hermana del Papa
Marcelo II. Desde niño dio muestras de poseer una
inteligencia superior a la de sus
compañeros y una memoria prodigiosa.
Ingresó en la Compañía de Jesús (Sacerdotes religiosos
Jesuitas) en Roma en 1560.
Ya de joven seminarista, como profesor, y luego como
sacerdote, Roberto Belarmino atraía
multitudes con sus conferencias, por su sabiduría y por la
facilidad de palabra que tenía y sus
cualidades para convencer a los oyentes. Sus sermones fueron
extraordinariamente populares
desde el primer día. Los oyentes decían que su rostro
brillaba mientras predicaba y que sus
palabras parecían inspiradas desde lo alto. Logró muchas
conversiones.
Era el predicador preferido por los universitarios en
Lovaina, París y Roma. Los templos se
llenaban totalmente cuando se anunciaba que era el Padre
Belarmino el que iba a predicar.
Después de haber sido profesor de la Universidad de Lovaina
y en varias ciudades más, fue
llamado a Roma, para enseñar allá y para ser rector del
colegio mayor que los Padres Jesuitas
tenían en esa capital. El Sumo Pontífice le pidió que
escribiera un pequeño catecismo, para
hacerlo aprender a la gente sencilla. También escribió el
libro “Controversias”, que le sirvió a la
Iglesia para defenderse de las acusaciones hechas por
evangélicos y calvinistas.
El Santo Padre, el Papa, lo nombró obispo y cardenal, a
pesar de que la regla de los Jesuitas de
ese entonces no lo permitía. Viviendo en el Vaticano fue
también el director espiritual de los
estudiantes Jesuitas.
Murió el 17 de septiembre de 1621. El Papa Pío XI lo declaró
santo en 1930, y Doctor de la
Iglesia en 1931.
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