Santa Silvia es la madre del papa san Gregorio Magno. Vivió en Roma en el siglo VI. Con su marido (también santo) san Gordiano tuvieron dos hijos. En el año 573 después que su marido falleciera y sus hijos eran grandes, ella se retiró de su casa para llevar una vida eremítica en una pequeña residencia cerca de la iglesia San Sabas en el Aventino. Se cree que santa Silvia murió entre el año 592 y 594. Del sepulcro de santa Silvia no se sabe nada.
El papa Clemente VII hizo inscribir su nombre en el Martirologio Romano, celebrándolo el 3 de noviembre. En el año 1968, el papa Pablo VI le dedicó una parroquia en la ciudad de Roma.
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