martes, 23 de abril de 2024

NUESTRA SEÑORA DE JUQUILA

DIA DE SU CELEBRACIÓN: 8 de diciembre.





En 1552, el fraile dominicano Jordán de Santa Catalina llegó a Oaxaca, México, trayendo consigo de España una pequeña imagen tallada de la Virgen. El fraile tuvo a su servicio un joven nativo de Amialtepec. Cuando el joven regresó a su pueblo, el fraile le regaló esta imagen de solo 30 cm.

Por los años, la imagen de la Virgen se hizo un objeto de veneración para la gente de Amialtepec y los pueblos vecinos porque tenia fama de conceder las peticiones. La imagen se hizo tan popular que en el año 1633 el sacerdote de Juquila, don Jacinto Escudero le hizo que se trasladara de la casa rústica a una iglesia igual de rústica. Pero después hubo un incendio grande a causa de la quema de los bosques para preparar los campos para la siembra. El viento trajo el fuego al pueblo y todo fue destruido incluso la iglesia hecha de zacate y cañuela. Milagrosamente, la imagen de la Virgen sobrevivió con los vestidos y cabello intactos, sólo el rostro estaba ennegrecido y con algunas ampollas.

Los devotos chatinos intentaron retocarla, pero sin éxito. Entonces entendieron que ella deseaba tomar el color moreno de esta etnia.

Ahora la Virgen milagrosa trajo tanta fama y abundancia a Amialtepec que don Jacinto decidió llevarla a Juquila. Pero después de unos días desapareció de la iglesia y se encontró en Amialtepec de nuevo. La gente de Juquila dijo que fue un robo, la de Amialtepec dijo que fue milagro. Por segunda vez el sacerdote fue por la Virgen y volvió con ella a Juquila, y otra vez hubo el regreso milagroso a Amialtepec. Cuando este traslado ocurrió por tercera vez la Virgen se quedó en Amialtepec.

No fue hasta 1719, cuando el obispo firmó un edicto, que se trasladó definitivamente a Juquila de donde nunca más salió.


martes, 16 de abril de 2024

NUESTRA SEÑORA DE LLEDÓ (LIDÓN)

 La Santa Troballa





La tradición más antigua de la “troballa” de la imagen es de 1366. Según el cronista, aquel mismo año, mientras un labrador llamado Perot (Pedro) de Granyana araba con sus bueyes en la zona de Castellón, España, levantó una piedra junto a las raíces de un almez, bajo la cual apareció una pequeña imagen de piedra (llamada troballa). El labrador insistía en llevarse la imagen, que era la figura de una mujer orando, a la ciudad para mostrarla a las autoridades, pero cada vez que lo hacía, esta desaparecía, por lo que lo trataron de loco. Cuando por fin, ante la insistencia del agricultor, el Consejo de la Ciudad, le acompañó al punto donde encontró la figura, hallaron un milagro. Encontraron la figura rodeada de ángeles, por lo que, ante esta celestial aparición, decidieron edificar la ermita en ese mismo lugar. Según esta tradición, por haber sido encontrado bajo un almez, a partir de su fruto (almeza o, en valenciano, Lledó), a esta imagen se la conoce en valenciano con el nombre de “Mare de Déu del Lledó”. Tras el hallazgo de la imagen se construyó una capilla en el mismo lugar, que fue ampliada posteriormente y a través de los siglos, tras el auge de la devoción.

A partir del 1638, la troballa se coloca en una excavación abierta en el pecho de una figura mayor de la Virgen a modo de hornacina, asumiendo así desde este momento la condición de imagen-relicario. Esta imagen relicario tiene apenas 60 mm de altura y es de diseño simple. Con el motivo de la proclamación de la imagen como patrona de Castellón por parte del Papa Pío XI en 1922, la figura mayor de la Virgen comienza a vestirse con mantos bordados.

En la Guerra Civil, la imagen de la Virgen se dañó a causa de una caída desde su trono hasta el suelo. Perdió la cabeza y las manos, deformando y mutilando la forma de la imagen. A pesar de que, pasada la guerra, en 1940, consiguieron encontrarse pedazos de la figura entre los escombros, esta siguió quedando incompleta. Por este motivo se construyó un nueva imagen-relicario, sustituyendo así la destruida por la guerra. Esta nueva figura es la imagen de la Virgen María Inmaculada con las manos en posición de oración, cubierta con su característico manto y en su pecho la hornacina que contiene la trovalla. Esta es la que se conserva en la actualidad, encontrada en el Altar Mayor de la Basílica.

Fecha en que se la celebra: 4 de mayo.