Señor, haz que yo sea tu testigo,
para comunicar tu enseñanza
y tu amor.
Concédeme poder cumplir
la misión de catequista,
con humilde y profunda confianza.
Que mi catequesis sea un servicio a los demás,
una entrega generosa y viva de tu Evangelio.
Recuérdame continuamente
que la fe que deseo irradiar,
la he recibido de Ti como don gratuito.
Ayúdame a vivirla con responsabilidad
para conducir a Ti a los que me confías.
Hazme verdadero educador de la fe,
atento a la voz de tu Palabra,
amigo sincero y leal de los demás,
especialmente de mis compañeros catequistas.
Que sea el Espíritu Santo quien conduzca mi vida
para que no deje de buscarte y quererte;
para que no me venza la pereza y el egoísmo,
para combatir la tristeza.
Señor, te sirvo a Ti y a la Iglesia
unido a tu Madre María;
que como ella yo sepa guardar tu Palabra
y ponerla al servicio del mundo.
Amén.
(Oración de san Juan Pablo II)
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