Fiesta: 4 de diciembre.
Nació a mediados
del siglo VII de una familia árabe. Llegó a ser un gran funcionario del
príncipe de Damasco, por lo que fue el representante civil de la comunidad
cristiana ante las autoridades árabes.
Luego renunció a la corte y a su alto cargo, y se retiró al monasterio de
San Sabas cerca de Jerusalén, en donde, ordenado sacerdote, profundizó su
formación teológica, preparándose para el cargo de predicador titular de la
basílica del Santo Sepulcro.
En esa época el emperador de Bizancio, León III Isáurico, inauguró la política
iconoclasta, en la que desterraba todas las imágenes sagradas, porque su culto
era considerado como un acto de idolatría. El anciano patriarca de
Constantinopla, san Germán, defendió el culto tradicional explicando la
verdadera naturaleza del homenaje que se les rendía a las imágenes, pero por
ello fue destituido. Entonces Juan Damasceno hizo oír su voz con tres discursos
en favor de las sagradas imágenes. Por sus declaraciones fue calumniado, sin
embargo, la Iglesia, en segundo concilio de Nicea, proclamó no sólo su gran
formación teológica y su ciencia, sino también su santidad.
Murió en Jerusalén en el 750.
El papa León XIII lo proclamó doctor de la Iglesia en el año 1890.
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