José nació en 1603 en el pequeño pueblo italiano llamado
Cupertino. A los 17 años pidió ser
admitido como fraile franciscano, pero fue denegado. Pidió que lo recibieran en
los capuchinos y fue aceptado como hermano lego, pero después de ocho meses fue
expulsado porque era en extremo distraído. Finalmente logró entrar en el
convento de los franciscanos como obrero
y siervo. Sucedió entonces que se obró en José un cambio que nadie había
imaginado, lo pusieron a trabajar en el establo y empezó a desempeñarse con
notable destreza en todos los oficios que le encomendaban. Pronto con su
humildad y su amabilidad, con su espíritu de penitencia y su amor por la
oración, se fue ganando la estima y el aprecio de los religiosos, y en 1625,
por votación unánime de todos los frailes de esa comunidad, fue admitido como
religioso franciscano.
Le costó mucho ordenarse sacerdote porque se ponía en
extremo nervioso en los exámenes. En el examen final aprobó porque el profesor,
providencialmente, le preguntó lo único que recordaba.
Se ordenó en 1628, y como sabía que no tenía cualidades para
enseñar o predicar se dedicó a tratar de ganar almas por medio de la oración y
de la penitencia. Con gran esfuerzo y consagración realizaba todos los trabajos
manuales del convento.
La tradición cuenta que desde el día de su ordenación
sacerdotal su vida fue una serie ininterrumpida de éxtasis, curaciones
milagrosas y sucesos sobrenaturales. Durante los 17 años que estuvo en el
convento de Grotella sus compañeros de comunidad presenciaron 70 éxtasis de
este santo. La historia más famosa que se cuenta es aquella cuando 10 obreros
deseaban llevar una pesada cruz a una montaña y no lo lograban. Entonces Fray
José se elevó por los aires con cruz y todo y la llevó hasta la cima del monte.
José de Cupertino falleció el 18 de septiembre de 1663 a la
edad de 60 años.
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