martes, 31 de enero de 2012

PARÁBOLA DEL BUEN SAMARITANO 3


Le vendó las heridas. Lo montó en su cabalgadura, lo llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente sacó dinero y se lo dió al posadero diciendo:  "Cuida de él y lo que gastes de más  yo te lo pagaré a la vuelta". (Lc 10, 34-35).

PARÁBOLA DEL BUEN SAMARITANO 2


Igualmente un levita, que pasaba por allí, al verlo, dio un rodeo y paso de largo. Pero llegó un samaritano, que iba de viaje, y al verlo, se compadeció de él. Se le acercó (Lc 10, 32- 34).

PARÁBOLA DEL BUEN SAMARITANO 1


Jesús respondió: un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó. Cayó entre ladrones que le robaron todo lo que llevaba, lo hirieron gravemente  y se fueron dejándolo medio muerto. Un sacerdote  bajaba por aquel camino; al verlo, dio un rodeo y paso de largo. (Lc 10, 30-31).

sábado, 28 de enero de 2012

ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO














¡Espíritu Santo! Amor eterno del Padre y del Hijo, te adoro, te doy gracias, te amo y te pido perdón por todas las veces que te he constristado en mí y en mi prójimo.
Desciende con abundancia de gracias en las sagradas ordenaciones de los obispos y sacerdotes; en las consagraciones de los religiosos y religiosas; en las confirmaciones de todos los fieles: sé luz, santidad y celo.
A ti, Santo Espíritu de verdad, consagro mi mente, mi fantasía, mi memoria; ilumíname. Haz que conozca a Jesucristo, nuestro Maestro, y comprend su Evangelio y la doctrina de la santa Iglesia. Aumenta en mí el don de sabiduría, de ciencía, de inteligencia y de consejo.
A tí, Espíritu santificador, consagro mi voluntad: guíame para hacer lo que te agrada; dame fuerzar para cumplir con los mandamientos y con mis deberes. Concédeme el don de fortaleza y el santo temor de Dios.
A ti, Espíritu vivificador, consagro mi corazón: protege y aumenta en mí la gracia divina. Concédeme el don de la piedad. Amén.

Beato Santiago Alberione

jueves, 5 de enero de 2012

SANTA CLARA DE ASÍS

Fiesta: 11 de agosto








 











Fundadora de las religiosas franciscanas, Clarisas. Su padre pertenecía a una de las familias de mejor linaje de la ciudad de Asís, en Italia, y su madre era una dama de profundo sentido cristiano. Cuando tenía 18 años, abandonó su casa y en la capilla de la Porciúncula, donde vivía san Francisco, tomó el hábito de manos del santo, prometiéndole obediencia. Inmediatamente fue confiada por Francisco al monasterio benedictino de San Pablo de las Abadesas. Allí tuvo que vencer la oposición de sus parientes. Posteriormente, Francisco dispuso para Clara y sus hermanas una vivienda, adaptada al ideal de pobreza y sencillez que ella misma anhelaba, junto a la pequeña iglesia de San Damián. Y en ella se instaló el pequeño grupo de Damas Pobres, llamadas luego Clarisas, integrado ya con otras tres compañeras. La comunidad femenina imitaba en lo posible la de los hermanos franciscanos.
Durante cuarenta años, Clara fue la superiora del convento de monjas de San Damián. Su vida era de gran austeridad y muy rica en obras de caridad y piedad. Se cuenta que alejó con sus oraciones, y con una custodia que contenía a Jesús Sacramentado, a los sarracenos que asediaban Asís. Redactó una Forma de vida en la que insistía en la pobreza como base para la regla que ella misma redactó con posterioridad (1247-1252), adaptación para las religiosas de la regla franciscana. En 1253, una bula pontificia aprobaba solemnemente la regla que había compuesto. Murió en 1253 y fue canonizada en 1255. Sus restos descansan en la cripta de la iglesia a ella dedicada en Asís.