domingo, 30 de marzo de 2014

JESÚS RESUCITA A LÁZARO



Jesús resucita a Lázaro
Jn 11, 1-45
En aquel tiempo, había un hombre enfermo que se llamaba Lázaro, natural de Betania, el pueblo de María y de su hermana Marta. Esta María, que era hermana de Lázaro, fue la que derramó perfume sobre los pies del Señor y los secó con sus cabellos. Así pues, las dos hermanas mandaron a decir a Jesús: -Señor, tu amigo querido está enfermo.
Jesús al oírlo dijo: -Esta enfermedad no va a terminar en muerte, sino que ha de servir para mostrar la gloria de Dios, y también la gloria del Hijo de Dios.
Aunque Jesús quería mucho a Marta, a su hermana y a Lázaro, cuando le dijeron que Lázaro estaba enfermo se quedó dos días más en el lugar donde se encontraba. Después dijo a sus discípulos: -Vamos otra vez a Judea. Los discípulos le dijeron: -Maestro, hace poco los judíos de esa región trataron de matarte a pedradas, ¿y otra vez quieres ir allá?
Jesús les dijo: -¿No es cierto que el día tiene doce horas? Pues si uno anda de día, no tropieza, porque ve la luz que hay en este mundo; pero si uno anda de noche, tropieza, porque le falta la luz.
Después añadió: -Nuestro amigo Lázaro se ha dormido, pero voy a despertarlo. Los discípulos le dijeron: -Señor, si se ha dormido, es señal que va a sanar.
Pero lo que Jesús les decía es que Lázaro había muerto, mientras que los discípulos pensaban que se habían referido al sueño natural. Entonces Jesús les dijo claramente: -Lázaro ha muerto. Y me alegro de no haber estado allí, porque así es mejor para ustedes, para que crean. Pero vamos a verlo.
Entonces Tomás, al que llamaban el Gemelo, dijo a los otros discípulos: -Vamos también nosotros, para morir con él.
Al llegar, Jesús se encontró con que ya hacía cuatro días que Lázaro había sido sepultado. Betania se hallaba cerca de Jerusalén, a unos tres kilómetros; y muchos de los judíos habían ido a visitar a Marta y a María, para consolarlas por la muerte de su hermano. Cuando Marta supo que Jesús estaba llegando, salió a recibirlo; pero María se quedó en la casa. Marta le dijo a Jesús: -Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero yo sé que aun ahora Dios te dará todo lo que le pidas.
Jesús le contestó: -Tu hermano volverá a vivir. Marta le dijo: -Sí, ya sé que volverá a vivir cuando los muertos resuciten, en el día último.
Jesús le dijo entonces: -Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que todavía está vivo y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?
Ella le dijo: -Sí, Señor, yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.
Después de decir esto, Marta fue a llamar a su hermana María, y le dijo en secreto: -El Maestro está aquí y te llama. Tan pronto como lo oyó, María se levantó y fue a ver a Jesús. Jesús no había entrado todavía en el pueblo; estaba en el lugar donde Marta se había encontrado con él. Al ver que María se levantaba y salía rápidamente, los judíos que estaban con ella en la casa, consolándola, la siguieron pensando que iba al sepulcro a llorar.
Cuando María llegó a donde estaba Jesús, se puso de rodillas a sus pies diciendo: -Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Jesús al ver llorar a María y a los judíos que habían llegado con ella, se conmovió profundamente y se estremeció, y les preguntó: -¿Dónde lo sepultaron?
Le dijeron: -Ven a verlo, Señor. Y Jesús lloró. Los judíos dijeron entonces: -¡Miren cuánto lo quería! Pero algunos de ellos decían: -Éste, que dio vista al ciego, ¿no podría haber hecho algo para que Lázaro no muriera?
Jesús, otra vez muy conmovido, se acercó a la tumba. Era una cueva, cuya entrada estaba tapada con una piedra. Jesús dijo –Quiten la piedra.
Marta, la hermana del muerto, le dijo: -Señor, ya huele mal, porque hace cuatro días que murió. Jesús le contestó: -¿No te dije que, si crees, verás la gloria de Dios?
Quitaron la piedra, y Jesús, mirando al cielo, dijo: -Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Yo sé que siempre me escuchas, pero lo digo por el bien de esta gente que está aquí, para que crean que tú me has enviado.
Después de decir esto, gritó: -¡Lázaro, sal de ahí!
Y el que había estado muerto salió con las manos y los pies atados con vendas y la cara envuelta en un lienzo. Jesús les dijo: -Desátenlo y déjenlo ir.
Por esto creyeron en Jesús muchos de los judíos que habían ido a acompañar a María y que vieron lo que él había hecho.

lunes, 24 de marzo de 2014

MARÍA ROSA MÍSTICA

Fiesta: 13 de julio























La devoción a la Rosa Mística recibe su auge a partir de las apariciones en Montichiari (Italia) en 1945, pero la devoción a esta advocación, ya estaba presente en la vida de la Iglesia desde hace muchos siglos antes, por ejemplo una de las letanías Lauteranas (1587), en honor a la Santísima Virgen, ya trae el título de María Rosa Mística. Otro ejemplo es que, desde el año 1738, en la diócesis de Speyer en Alemania, en el Santuario de Rosenberg, se venera la milagrosa imagen de la “Rosa Mística.” En el pedestal que sostiene a la imagen están pintadas tres rosas: una blanca, una roja y una dorada.

Las apariciones en Montichiari (norte de Italia):

En la primavera de 1947, Pierina Guilli, una mujer  ejercía el oficio de enfermera, tuvo la aparición de una hermosísima señora que tenía el pecho atravesado por tres espadas y le dijo: “Oración, penitencia, reparación”. Tiempo después, el domingo 13 de julio de 1947, en el hospital, se apareció nuevamente la señora. Vestía de blanco y en lugar de las tres espadas tenía tres rosas, blanca, roja y dorada, que adornaban su pecho. Pierina le preguntó asombrada: "Por favor, dígame quién es usted". Con una dulce sonrisa la señora le contestó: "Soy la Madre de Jesús y madre de todos vosotros". En el mensaje que le dejó esa vez dijo que deseaba que el día 13 de cada mes se le consagrara como día Mariano y que cada 13 de julio de cada año fuera dedicado en honor de la Rosa Mística.
Luego le explicó El significado de las tres rosas:
-La rosa blanca simboliza el espíritu de oración
-La rosa roja, el espíritu de sacrificio (para reparar).
-La rosa dorada o amarilla, el espíritu de penitencia.


La Virgen continuó apareciéndose a Pierina y dejándole mensajes hasta el año 1970.

lunes, 17 de marzo de 2014

LOS 5 MANDAMIENTOS DE LA IGLESIA




LOS 5 MANDAMIENTOS DE LA IGLESIA

1. Oír misa entera todos los domingos y fiestas de guardar.
2. Confesar los pecados mortales al menos una vez al año, y en peligro de muerte, y si se ha de comulgar.
3. Comulgar al menos por Pascua de Resurrección.
4. Ayunar y abstenerse de comer carne cuando manda la Santa Madre Iglesia.
5. Ayudar a la Iglesia en sus necesidades.

Tomado de: "Catecismo de la Iglesia Católica. Compendio", Conferencia Episcopal Argentina. Octubre 2005. Página 202.

domingo, 9 de marzo de 2014

DON ORIONE

San Luis Orione
Fiesta: En muchos lugares la fiesta de san Luis Orione se celebra el 12 de marzo ya que se recuerda el fallecimiento de Don Orione, pero la festividad principal del santo es el 16 de mayo ya que ese día es el aniversario de la Canonización.























Luis Orione nació en Pontecurone, Italia. En 1889 entró en el seminario de Tortona. Siendo todavía un joven clérigo, se dedicó a vivir la solidaridad con el prójimo. Con ese carisma, a los 21 años, ya había abierto un colegio para chicos pobres en el barrio San Bernardino.
El 13 de abril de 1895, Luis Orione fue ordenado sacerdote y, al mismo tiempo, el Obispo impuso el hábito clerical a seis alumnos de su colegio. Alrededor del joven fundador crecieron clérigos y sacerdotes que formaron el primer núcleo de la Pequeña Obra de la Divina Providencia, congregación religiosa masculina dedicada a colaborar para llevar a los pequeños, los pobres y el pueblo a la Iglesia y al Papa, mediante las obras de caridad.
Socorrió heroicamente a las poblaciones damnificadas por los terremotos de Reggio y de Messina (1908) y por el de la Marsica (1915). Por deseo de Pío X fue Vicario General de la diócesis de Messina durante tres años.
En 1915 dio inicio a la rama femenina de su congregación, también, en 1927 fundó a las Hermanas adoratrices Sacramentinas invidentes, a las que se añadirán después las Contemplativas de Jesús Crucificado.
Después de la primera guerra mundial (1914-1918) se multiplicaron las escuelas, colegios, colonias agrícolas, obras caritativas y asistenciales. Entre las obras más características, creó los «Pequeños Cottolengos», para los que sufren y los abandonados, surgidos en la periferia de las grandes ciudades.
El 12 de marzo de 1940, debido a problemas de corazón y de los pulmones, falleció rodeado del afecto de sus hermanos.

lunes, 3 de marzo de 2014

CUARESMA



El tiempo de Cuaresma (Cuaresma significa “cuarenta días”) tiene como finalidad prepararnos para la celebración de la Pascua. El camino que propone la Iglesia es el de la conversión y la penitencia, no como algo negativo o triste, sino fijando la mirada en la alegría de la Resurrección de Cristo. La Cuaresma tiene su origen espiritual en la imagen bíblica del desierto. Por un lado, en el antiguo testamento, la experiencia de los 40 años en el desierto que el pueblo de Israel empleó en su viaje a la tierra prometida después de celebrar la salida de Egipto. Por otro lado, en el Nuevo Testamento, los 40 días de ayuno y oración de Jesús en el desierto que terminó con su victoria  sobre las tentaciones de Satanás. 
La penitencia interior del cristiano puede tener expresiones muy variadas. La Escritura y los Padres de la Iglesia insisten sobre todo en tres formas: el ayuno, la oración y la limosna, porque expresan la conversión con relación a sí mismo (ayuno), con relación a Dios (oración) y con relación a los demás (limosna).
-Ayuno: no es sólo de comida y bebida, sino de todo aquello que nos esclaviza y que no conduce al bien.
-Oración: acercarnos al Padre misericordioso, pedirle perdón de corazón, y pedir su ayuda, ya que sin él, nada podemos.
-Limosna: la práctica de la caridad “cubre la multitud de los pecados” (1 Pedro 4, 8). No es dar lo que me sobra, sino compartir lo que tengo.
El miércoles de ceniza es el comienzo de la Cuaresma; es un día penitencial, en el que manifestamos nuestro deseo de conversión a Dios, por eso, cuando nos imponen la ceniza nos dicen “conviértete y cree en el Evangelio”. La ceniza es polvo, símbolo de pequeñez, de nuestra pequeñez, que nos invita a volver a Dios.

Tomado de: “Calendario litúrgico 2014”, Conferencia Episcopal Argentina; y “Catecismo de la Iglesia Católica”, n. 1434.