Fiesta: 17 agosto.
Beatriz de Silva nació en Europa en 1424, de una familia
noble. Fue educada para ser una dama noble de la corte de la reina Isabel de
Portugal (Casada con el rey de Castilla, España).
Se dice que era una joven muy hermosa, el encanto de Beatriz
fascinaba a cuantos la conocían, muchos jóvenes la solicitaban en matrimonio,
pero ella tenía un secreto: deseaba ser toda de Dios.
Tal era la fama de belleza y encanto de Beatriz que hasta la
misma reina comenzó a sentir celos. Planeó deshacerse de ella, esperó el
momento, y cuando tuvo la oportunidad la encerró en un baúl de un solitario y
oscuro pasillo.
Beatriz metida en aquella estrecha prisión, se entregó en
manos de la Providencia y se encomendó a la Santísima Virgen con gran ternura y
devoción. En aquel momento se le apareció la reina de los cielos con hábito
blanco y manto azul, y después de confortarla con cariño maternal le dijo:
"Beatriz: quiero que fundes una nueva Orden en honor de mi Inmaculada
Concepción, vistiendo hábito blanco y manto azul como llevo Yo".
Tres días estuvo Beatriz encerrada en aquella oscura tumba
sin comer ni beber. Al ver que pasaban los días y no aparecía, su tío fue quien
la buscó y la encontró.
Inmediatamente Beatriz abandonó la corte y huyendo de todo,
junto a unas sirvientas que la acompañaron, se encerró en la vida de soledad y
oración. Por muchos años estuvo en el convento femenino de la Orden de Santo
Domingo, hasta que finalmente fundó la nueva Orden religiosa con el nombre de
"Orden de la Concepción de la Bienaventurada Virgen María".
Beatriz de Silva fue beatificada por el Papa Pío XI el 28 de
julio de 1926. Canonizada el 3 de octubre de 1976.
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