Fiesta: 17 agosto.
Nació el año 1268 en Montefalco, Italia. Sus padres supieron
transmitirle desde pequeña una fe precozmente madura, el gusto por la oración y
una tierna devoción a la Pasión de Jesús. Ingresó en la rama femenina de la
Orden de San Agustín. Hizo su profesión religiosa con el nombre de Clara de la
Cruz. Vivió una espiritualidad centrada en la pasión de Jesucristo y la
devoción a la cruz. Su unión íntima con Jesucristo la llevó a un amor dedicado
a la Iglesia, a sus hermanas de comunidad y a los necesitados.
Fue elegida superiora, aunque no se había dedicado al
estudio, la ciencia del espíritu la condujo a ser madre, maestra y sabia
consejera para sus hermanas y para los sacerdotes, obispos y teólogos que
acudían al convento.
Mujer penitente hasta el extremo, ayunaba con frecuencia y
pasaba largo tiempo en oración. Como sucede en la vida de muchos elegidos de
Dios, durante años supo lo que es la tentación, la noche oscura y la fría
soledad del alma. También experimentó los signos de la pasión de Cristo
grabados en su corazón.
Murió el 17 de agosto de 1308.
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