Patrona de Argentina
Feliz de haber logrado su propósito, la instaló en su oratorio, pero a la mañana siguiente, cuando se dirigió ahí para rezar, descubrió con asombro y angustia que la Virgen no estaba en su altar. Al buscarla se la encontró en el lugar donde había ocurrido el milagro. Se creyó en un principio que era el mismo Manuel - a quien no habían permitido en un principio acompañar a la Virgen- quien llevaba a la Patroncita Morena a su antigua morada; y hasta se lo llegó a estaquear en el piso para que no hurtara la imagen, sin embargo la Inmaculada seguía volviendo a su primer hogar. Ello volvió a ocurrir varias veces hasta que, enterado de este nuevo milagro el obispo de Buenos Aires, fray Cristóbal de Mancha y Velazco, y el gobernador del Río de la Plata, don José Martínez de Salazar, organizaron el traslado de la imagen, acompañada por doña Ana y Manuel.
En ese lugar se le construyó una capilla, y luego con el tiempo se le fue construyendo lo que hoy es la Basílica de Luján, lugar visitado diariamente por peregrinos del mundo entero que van a saludar a esta Virgencita que fue coronada como Patrona de Argentina.
En ese lugar se le construyó una capilla, y luego con el tiempo se le fue construyendo lo que hoy es la Basílica de Luján, lugar visitado diariamente por peregrinos del mundo entero que van a saludar a esta Virgencita que fue coronada como Patrona de Argentina.