Ángel de la Guarda o Ángel Custodio. El culto a los ángeles de la guarda es muy antiguo, comenzó en la península Ibérica y después se propagó a otros países.
Dios ha asignado a cada persona un ángel para protegerle y facilitarle el camino de la salvación mientras está en este mundo. Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento se puede observar cómo Dios se sirve de sus ángeles para proteger a las personas y ayudarlas. La misión de los ángeles custodios es acompañar a cada persona en el camino por la vida, cuidarla en la tierra de los peligros de alma y cuerpo, protegerla del mal y guiarla en el camino para llegar al Cielo. Se puede decir que es un compañero de viaje que siempre está al lado de cada persona, en las buenas y en las malas. No se separa ni un solo momento, ni siquiera cuando pierde la gracia de Dios por el pecado.