miércoles, 24 de abril de 2019

JESÚS, EL BUEN PASTOR









“Jesús dijo: Yo soy el buen Pastor.
El buen Pastor da su vida por las ovejas.
El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa. Como es asalariado, no se preocupa por las ovejas.
Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí –como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre– y doy mi vida por las ovejas.
Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo Rebaño y un solo Pastor.”
Evangelio según San Juan capítulo 10, versículos del 11 al 16.

miércoles, 17 de abril de 2019

MARÍA AL PIE DE LA CRUZ












En el cuarto evangelio, san Juan narra que "junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena" (Jn 19, 25). Con el verbo "estar", que etimológicamente significa "estar de pie", "estar erguido", el evangelista tal vez quiere presentar la dignidad y la fortaleza que María y las demás mujeres manifiestan en su dolor, gracias a su fe.
Al pie de la cruz reconocemos la "compasión de María", en cuyo corazón repercute todo lo que Jesús padece en el alma y en el cuerpo, subrayando la voluntad de María de participar en el sacrificio redentor de Jesús y de unir su sufrimiento materno a la ofrenda sacerdotal de su Hijo.

ORACIÓN A MARÍA AL PIE DE LA CRUZ
Madre nuestra amorosa,
tu que, en la pasión de tu hijo,
viste con los ojos de la fe,
lo que a los ojos de los hombres era
el Amor de Dios destrozado por el pecado.
Tu que ante los hechos no perdiste la esperanza,
tu que fuiste puente entre la Pasión de tu amadísimo
y su Gloriosa Resurrección, a sabiendas de que:
NO HAY AMOR MAYOR DEL QUE
DA LA VIDA POR SUS AMIGOS…
Aunque la oscuridad visite nuestro camino,
y sofoque nuestras débiles linternas,
haz que el brillo de la mañana
sea para nosotros fuerza en cada día, y…
aunque la Cruz pueda arrojar sobre nosotros una sombra
que de momentos parece demasiado grande y oscura,
intercede ante Dios nuestro Señor para que
permanezcamos bajo la Cruz como tú,
para que la mañana de la resurrección
nos encuentre firmes en la fe.
Amén


miércoles, 10 de abril de 2019

NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES

Fiesta: 15 de septiembre







La memoria de Nuestra Señora de los Dolores recuerda a la madre de Jesús, que de pie junto a la cruz de su Hijo, estuvo íntima y fielmente asociada a su pasión salvadora. Fue la nueva Eva, que por su admirable obediencia contribuyó a la vida, al contrario de lo que hizo la primera mujer, que por su desobediencia trajo la muerte.
Los Evangelios muestran a la Virgen Santísima presente, con inmenso amor y dolor de Madre, junto a la cruz en el momento de la muerte redentora de su Hijo, uniéndose a sus padecimientos, mereciendo por ello el título de Corredentora.
Este día se acompaña a María en su experiencia de un muy profundo dolor, el dolor de una madre que ve a su amado Hijo incomprendido, acusado, abandonado por los temerosos apóstoles, flagelado por los soldados romanos, coronado con espinas, escupido, abofeteado, caminando descalzo debajo de un madero astilloso y muy pesado hacia el monte Calvario, donde finalmente presenció la agonía de su muerte en una cruz, clavado de pies y manos.
La Virgen Dolorosa nos enseña a tener fortaleza ante los sufrimientos de la vida. Encontramos en ella una compañía y una fuerza para dar sentido a los propios sufrimientos.

miércoles, 3 de abril de 2019

SAN VICENTE FERRER

Fiesta: 5 de abril






Vicente nació en Valencia (España) en 1350. A los 17 años había ya terminado con tanto éxito sus estudios de filosofía y teología que sus profesores lo incluyeron inmediatamente en el cuerpo docente. Entró al convento de los dominicos de Valencia y fue ordenado sacerdote en 1375, cuando comenzó el gran cisma de Occidente (1378-1417).
Él hizo todo lo posible para solucionar el gran conflicto y restituir así la unidad a la Iglesia. Recorrió toda Europa, entusiasmando con su gran oratoria a las muchedumbres de fieles, atraídos también por un fenómeno especial: al predicador dominico -que sólo conocía el castellano, el latín y un poco de hebreo- le entendían todos los fieles de las diversas naciones a donde él iba, cada uno en su lengua, repitiéndose así el milagro de Pentecostés.
Cuando se logró la unidad del pontificado con el concilio de Constanza y con la elección de Martín V, Vicente recorrió el norte de Francia tratando de poner fin a la guerra de los Cien años. Murió el 5 de abril de 1419, durante la misión en Vannes, y fue canonizado por Calixto III en 1455.