Fiesta: 8 de septiembre.
La Virgen de Guadalupe de Extremadura (España) data del
siglo XII (es decir, tres siglos antes de la colonización de América). Bajo su
nombre Cristóbal Colón emprendió la conquista de América. Se trata de una
imagen tallada en cedro que mide 59 centímetros y tiene estilo románico.
En el año 711 la invasión árabe obligó al clero católico
huir de las tierras españolas. Durante el camino, los sacerdotes decidieron
esconder la Virgen y otras reliquias junto al río Guadalupe, lugar donde
permanecieron por quinientos años.
La leyenda cuenta que, tras la reconquista cristiana de
España, en el siglo XIV, un humilde pastor conocido como Gil Cordero, habitante
de la ciudad de Cáceres había perdido una vaca, así que fue al bosque a
buscarla. Cuando por fin la encontró, la vaca estaba muerta, por lo decidió
desollarla para aprovechar la piel. De repente, la vaca resucitó y
simultáneamente una mujer se le apareció al pastor y le dijo:
“No temas, que yo soy la Madre de Dios. Ve a tu tierra y di
a los clérigos lo que has visto, mi deseo es que vengan aquí y caven justo
donde reposaba tu vaca, hallarán una imagen mía y para ella construirán una
capilla que llegará a ser una gran iglesia”.
Cuando Don Gil narró lo sucedido a los clérigos, estos no le
creyeron. Ese mismo día el hijo de Gil Cordero murió, cuando los sacerdotes
procedían a darle sepultura el joven resucitó y narró que una mujer le había
ayudado a levantarse. Entonces, los sacerdotes le creyeron a Don Gil, exhumaron
la imagen de la Virgen y le construyeron una ermita.
La ermita se transformó con el tiempo en una gran iglesia y
monasterio, que cobró gran popularidad debido a la fuerte devoción que le tenía
la reina Isabel I de Castilla. Tras el triunfo de los reyes católicos, el
monasterio de Guadalupe fue el punto de reunión de la reina Isabel y Cristóbal
Colón. Luego del encuentro, la reina decretó la entrega de las carabelas a
Colón para su expedición a las indias.