Nació en Hungría el 24 de junio de 1899. Perdió a sus padres
siendo muy pequeño, por eso aprendió a ser carpintero y trabajó desde muy
joven.
Él quería ser sacerdote, recién en 1930 logró ingresar en el
seminario de Budapest.
Fue elegido entre los seminaristas húngaros para continuar
su formación en Argentina, primordialmente para atender las necesidades
espirituales de los inmigrantes húngaros que vivían allí. Parte a Argentina en
1936. Sin saberlo había dicho ADIOS para siempre a su patria.
Llegó el 24 de agosto de 1.936 a Buenos Aires. En el
Seminario Metropolitano de villa Devoto culminaría su preparación sacerdotal.
El 18 de setiembre de 1.937 en la Iglesia del Seminario Metropolitano fue
consagrado Sacerdote de Cristo. Enseguida viaja a Mendoza para comenzar así su
tarea apostólica.
Fue nombrando Capellán del Hospital Lencinas, ejerció sus
servicios sacerdotales entre estos seres humanos recluidos lejos de la sociedad
por padecer una enfermedad infecciosa: tuberculosis. Su corazón enamorado de
las almas y respetuosos de la dignidad humana veía en cada enfermo un Cristo
suficiente, y esto, dicho con certeza porque si no ¿cómo se explicarían sus
levantadas a altas horas de la noche para atender enfermos moribundos que lo reclamaban
junto a su lecho? Y si no ¿cómo se explica que él se contagiara de esa
enfermedad y sufriera en carne propia las angustiantes consecuencias?
Este desborde de celo sacerdotal lo llevó a visitar y
contemplar la soledad, miseria y desprecio que sufrían los habitantes de chozas
y cerros vecinos al hospital. Como Buen Pastor salía a buscar ovejas que
estaban fuera de su redil. Deseaba alimentarlas, curarlas, cuidarlas. Les dio
no solamente el Pan Eucarístico sino también el pan cotidiano. Todas las tardes
ofrecía a los niños mate cocido y pan que conseguía en donación. Procuraba el
remedio necesario para los enfermos. Ofrecía su amistad a los faltos de cariño.
Esta villa había nacido junto al gran Parque General San Martín, de ahí que
naturalmente le surgiera el nombre: Villa del Parque. En esta villa trabajó
junto a las hermanas Obreras Catequistas de Jesús Sacramentado.
El Padre José consiguió que una mujer le donara el terreno
para la construcción de una Capilla y consultorio médico. La Capilla Virgen del
Valle nace como fruto del amor.