Francisco Coll i Guitart nació el 18 de mayo de 1812, en Gombrèn, España. Desde sus primeros años se sentía apóstol. Sus amigos acudían a oír sus predicaciones infantiles desde la fuente en la plaza del pueblo, o subido a bancos y sillas. Todos veían en él un futuro sacerdote. A los diez años dejó Gombrèn y marchó a estudiar al seminario de Vic, alternando sus estudios con la enseñanza a los niños. Piedad, estudio, enseñanza, apostolado: fueron buenos cimientos para un futuro predicador y fundador.
En 1830 decidió ser fraile predicador, dominico. Y lo fue en el convento de la Anunciación de Girona. Sólida Formación teológica, intensa vida de oración: las dos alas que le sirvieron para volar por toda Cataluña como apóstol del Evangelio, enamorado de María. En 1835 todos los religiosos tuvieron que abandonar sus conventos, que pasaban a manos del Estado.
A pesar de las adversidades, Francisco continuó con su vocación, y en 1836 fue ordenado sacerdote. Como sacerdote, además de todas las tareas parroquiales, en las que donaba todo su tiempo, se destacó por ser un ferviente e iluminado predicador. Recorrió todo Cataluña predicando misiones.
En 1856 fundó la Congregación de Dominicas de la Anunciata, para sembrar la Palabra de Dios especialmente entre la juventud femenina. Los Colegios de la “Anunciata” son focos de irradiación evangélica, junto con la formación humana, con el espíritu de sencillez. De alegría, de servicio que caracterizó al fundador.
El padre Coll, cerca del año 1870 quedó completamente ciego repentinamente. Cansado y enfermo por su vida de austeridad y por todas sus responsabilidades, falleció el 2 de abril de 1875.
El 29 de abril de 1979 fue solemnemente beatificado en Roma por el papa san Juan Pablo II. Y el 11 de octubre del 2009 fue canonizado por el papa Benedicto XVI en la Basílica de San Pedro.
En 1830 decidió ser fraile predicador, dominico. Y lo fue en el convento de la Anunciación de Girona. Sólida Formación teológica, intensa vida de oración: las dos alas que le sirvieron para volar por toda Cataluña como apóstol del Evangelio, enamorado de María. En 1835 todos los religiosos tuvieron que abandonar sus conventos, que pasaban a manos del Estado.
A pesar de las adversidades, Francisco continuó con su vocación, y en 1836 fue ordenado sacerdote. Como sacerdote, además de todas las tareas parroquiales, en las que donaba todo su tiempo, se destacó por ser un ferviente e iluminado predicador. Recorrió todo Cataluña predicando misiones.
En 1856 fundó la Congregación de Dominicas de la Anunciata, para sembrar la Palabra de Dios especialmente entre la juventud femenina. Los Colegios de la “Anunciata” son focos de irradiación evangélica, junto con la formación humana, con el espíritu de sencillez. De alegría, de servicio que caracterizó al fundador.
El padre Coll, cerca del año 1870 quedó completamente ciego repentinamente. Cansado y enfermo por su vida de austeridad y por todas sus responsabilidades, falleció el 2 de abril de 1875.
El 29 de abril de 1979 fue solemnemente beatificado en Roma por el papa san Juan Pablo II. Y el 11 de octubre del 2009 fue canonizado por el papa Benedicto XVI en la Basílica de San Pedro.