La “fiesta mayor o fiesta grande” se celebra el día de la
Ascensión del Señor, domingo anterior a Pentecostés. La fiesta chica es en
septiembre, cercana a la fiesta de la exaltación de la Cruz.
En un documento fechado en 1882 se encuentra la historia de
esta milagrosa imagen.
En la provincia de Santiago del Estero (Argentina), en una
zona denominada “Mailin” (nombre proveniente de vocablos aborígenes), un hombre
propietario de unas tierras divisó en una oportunidad que un gran resplandor
salía de un árbol. Impulsado por la curiosidad, junto a sus vecinos se acercó
para ver aquel fenómeno. La sorpresa fue que lo que encontraron allí era un
crucifijo, del cual provenía el resplandor. Era un bellísimo Cristo crucificado
pintado a mano.
Intentaron entonces llevar el crucifijo a la casa de aquel
hombre, pero no lograron de ninguna forma sacarlo de aquel lugar. Decidieron
improvisar allí mismo un pequeño oratorio para rendir culto a la imagen.
Lentamente la historia del milagroso “Señor Forastero”, como le llamaban en un
principio, se fue esparciendo entre los vecinos y la gente del lugar, y así fue
creciendo también la devoción y junto con eso los hechos milagrosos que
sucedían con la intercesión de la imagen.
En la actualidad, en Mailín, hay un santuario en el que
todos los años fieles de distintos lugares del mundo veneran la imagen del
Señor de los Milagros, además el árbol de algarrobo en el que sucedió el
fenómeno también sigue vivo y en pie en aquel mismo lugar.