En el primer siglo, los cristianos
vieron la necesidad de tener su propia literatura escrita, en donde
se preservaran de manera más fiel y permanente las tradiciones
recibidas en forma oral. El año exacto en que se redactó cada uno
de los evangelios es difícil de precisar. Fue probablemente en el
siglo II cuando en las copias de los evangelios se hizo común
ponerles los títulos con los nombres de los evangelistas. Los
autores cristianos de esa época muestran que fue entonces cuando se
difundió la tradición acerca de los nombres de los autores. Los
evangelios, como toda obra literaria, tuvieron indudablemente sus
autores, sin embargo, pertenecen a un tipo de literatura en la que,
más que la actividad creadora y original de un autor, cuenta la
utilización de tradiciones conservadas en una o varias comunidades.
Evangelio según san Mateo: Se atribuye
a Mateo, el apóstol de Jesús que había sido recaudador de
impuestos. Ese evangelio, en muchas de sus expresiones y temas
preferidos, muestra una especial cercanía al pensamiento hebreo.
Tanto el autor como sus primeros lectores fueron, sin duda, personas
familiarizadas con el Antiguo Testamento y con muchas de las
tradiciones judías.
Evangelio según san Marcos: Es el más
antiguo. A este autor se lo identifica con el personaje del mismo
nombre que se menciona en Hch 12, 12 y que aparece mencionado en las
cartas de Pablo. La tradición dice que este evangelio fue escrito en
roma, después de la muerte de Pedro y Pablo, y que los lectores a
quienes se destinó en primer lugar este evangelio eran cristianos no
judíos, posiblemente romanos.
Evangelio según san Lucas: Forma una
unidad literaria y teológica con el libro de los Hechos de los
Apóstoles, por ello se afirma que el autor es el mismo. Sin duda el
autor de este evangelio era de lengua griega, y el evangelio parece
estar destinado sobre todo a lectores cristianos de origen no judío.
Se lo atribuye a Lucas, compañero de san Pablo, al que se le llama
el médico amado.
Evangelio según san Juan: Este
evangelio menciona en varios lugares a un discípulo a quien Jesús
quería mucho, pero en ninguna parte dice su nombre. Desde el siglo
II este discípulo ha sido identificado con el apóstol Juan, hijo de
Zebedeo, al que se le atribuye la autoría de este evangelio.
Es opinión generalmente aceptada que
el evangelio de Juan fue redactado después de los otros tres
evangelios, a fines del siglo I. Puede pensarse que este evangelio
representa el resultado de una larga reflexión y transmisión del
mensaje de salvación en comunidades que tuvieron que sostener duros
enfrentamientos con grupos judíos.
Los animales que representan a los
cuatro evangelistas tienen su origen en distintos textos bíblicos
como Ezequiel y el Apocalipsis, pero también en la interpretación
que de ellos hicieron los padres de la Iglesia.
Mateo está representado por el
hombre por iniciar su Evangelio con la geneaología de Cristo.
Marcos está representado con el
león porque comienza su Evangelio mencionando a San Juan Bautista
como la voz que clama o ruge en el desierto.
Lucas está representado con el
toro porque inicia su Evangelio con el servicio de Zacarías en el
templo, y el toro es un animal de sacrificio.
Juan está representado por el
águila por ser un Evangelio que muestra una teología superior a
las demás.