miércoles, 26 de febrero de 2014

VIRGEN DE LA CELA

Fiesta: Primer domingo de julio






















Virgen de la Cela
En el siglo XVI el rey de Inglaterra ordenó quemar y destruir todas las estatuas religiosas del país. Algunas fueron lanzadas al mar.
Justamente, en aquella época, los marineros de Baredo, en España, que continuamente iban al mar a pescar, vieron algo que brillaba entre las rocas. Se acercaron a descubrir de qué se trataba, y se encontraron con una imagen de la Virgen María con el Niño en sus brazos. Posiblemente aquella imagen era una de las desechadas por los ingleses.
Con asombro comprobaron que no estaba dañada, y despues de navegar muchos días, cuando llegaron a tierra la colocaron en un lugar seguro "A Cela", tapada con arbustos.
Los marineros corrieron emocionados para avisarle a todo el pueblo sobre la imagen de la Virgen, a la que ya habían llamado "La Virgen de la Cela" ("A Virxe da Cela"). En el lugar don de la habían colocado, le construyeron una pequeña ermita.
Como en el pueblo de Baredo no había ninguna iglesia, intentaron mudar a la virgencita a otro lugar, pero todos los intentos de mudar la imagen fueron en vano, ya que no la pudieron mover de ninguna forma.
La Virgen de la Cela quizo quedarse en Baredo. Allí le construyeron la iglesia actual, que fue terminada en 1812.

sábado, 15 de febrero de 2014

BEATA LUDOVICA DE ANGELIS

Fiesta: 25 febrero



Sor Ludovica nació en San Gregorio, a pocos kilómetros de la ciudad de L’Aquila, en Italia. El 14 de noviembre de 1904, ingresó como postulante en el noviciado de las Hijas de la Misericordia de Savona y el 14 de noviembre de 1907, se embarcó en Génova y llegó a la Argentina como misionera.
En sus comienzos, fue destinada al Hospital de niños de La Plata. Sus primeras tareas fueron la cocina, la despensa y el guardarropa. El Hospital, se componía de una alambrada, un portón y un par de salas de madera, es decir casi galpones. El Director del Hospital impresionado por el carisma de Ludovica la nombró administradora del Hospital, a pesar de  la fuerte negativa de ella. Más tarde, al morir la superiora del Hospital, fue nombrada superiora del mismo, a pesar de que se negaba por creerse incapaz.
Los primeros tanteos de Sor Ludovica de Ángelis fueron difíciles y complejos. Tenía que dar órdenes, admitir personal, tomar decisiones, distribuir tareas, delegar responsabilidades y, sobre todo, vigilar. He aquí el primer logro, logró quitar al Hospital de Niños, toda la frialdad de los hospitales clásicos.
Durante esos primeros años, la religiosa aprovechó todo momento libre, para aprender y ejercitarse en todos los oficios propios de una enfermera. Llegó a ser una experta colaboradora de los médicos hasta en el quirófano.
También bajo su dirección, las hermanas del hospital comenzaron a hacerse cargo de todos los niños que quedaban abandonados allí por sus padres. Asumieron la tarea de hacerlos crecer, educarlos, prepararlos para la vida, enseñarles un oficio o una profesión, de esa manera, esta mujer de pocas letras, transformó el Hospital en un Hogar-Escuela.
La vida de sor Ludovica no fue de rosas, siempre sufrió físicamente por su delicada salud, y espiritualmente, ya que tuvo que soportar infinitas críticas, calumnias, acusaciones, imputaciones, intrigas, sañas, intervenciones, incluso siete acusaciones por malversación de fondos.
La Hermana Ludovica falleció el 25 de febrero de 1962, y después de largo y minucioso proceso, el papa Juan Pablo II, proclamó la heroicidad de sus virtudes.

domingo, 9 de febrero de 2014

PARÁBOLA DEL SEMBRADOR Y EXPLICACIÓN DE LA PARÁBOLA



Parábola del sembrador (Lc 8, 5-8)

«El sembrador salió a sembrar su semilla. Al sembrar, una parte de la semilla cayó al borde del camino, donde fue pisoteada y se la comieron los pájaros del cielo. Otra parte cayó sobre las piedras y, al brotar, se secó por falta de humedad. Otra cayó entre las espinas, y estas, brotando al mismo tiempo, la ahogaron. Otra parte cayó en tierra fértil, brotó y produjo fruto al ciento por uno».



Explicación de la parábola del sembrador (Lc 8, 11-15)
La parábola quiere decir esto: La semilla es la Palabra de Dios. Los que están al borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el demonio y arrebata la Palabra de sus corazones, para que no crean y se salven. Los que están sobre las piedras son los que reciben la Palabra con alegría, apenas la oyen; pero no tienen raíces: creen por un tiempo, y en el momento de la tentación se vuelven atrás. Lo que cayó entre espinas son los que escuchan, pero con las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, se van dejando ahogar poco a poco, y no llegan a madurar. Lo que cayó en tierra fértil son los que escuchan la Palabra con un corazón bien dispuesto, la retienen, y dan fruto gracias a su constancia.

lunes, 3 de febrero de 2014

SAN JUAN BAUTISTA DE LA CONCEPCIÓN

Fiesta: 14 de febrero


















San Juan Bautista de la Concepción fue el reformador de la Orden de los Trinitarios que había sido fundada por san Juan de Mata en 1194.
Juan Bautista de la Concepción nació en Almodóvar del Campo, España, el día 10 de julio de 1561. Siendo niño, los carmelitas descalzos fundaron un convento enfrente de su casa donde estudió gramática. En 1576, santa Teresa de Jesús fue a Almodóvar para visitar a sus frailes, y se hospedó en la casa de la familia de Juan Bautista, quien tenía entonces 15 años de edad. Cuando Teresa de Ávila se despidió de sus anfitriones, se levantó el velo que cubría su rostro, y mirando fijamente a Juan dijo a su madre estas proféticas palabras: «Vuestra merced, patrona, tiene aquí un hijo que será un gran santo, abogado de muchas almas y reformador de una gran cosa que se verá».
Juan estudió primero con los carmelitas de frente de su casa, luego fue a la universidad en Baeza y luego en Toledo. Allí decidió su vocación religiosa y pidió ser admitido en la Orden de la Santísima Trinidad.
En 1585 se ordenó sacerdote, y como tenía una elocuencia y sabiduría excepcional, al poco tiempo se ganó mucha fama por sus sermones. Se convirtió en un prestigioso predicador tanto dentro como fuera de su Orden.
En esos años la vida religiosa vivía tiempos de reforma. La Orden de los Trinitarios también había sido llamada a reformarse para vivir una vida más austera, por lo cual había conventos de vida austera (reformada) y otros de vida acomodada. Juan Bautista eligió estar en la rama reformada, pero cuando fue al convento se dio cuenta que dentro nadie vivía la vida austera realmente.
Entonces emprendió un camino para solicitar al papa la aprobación de la verdadera reforma trinitaria. Sufrió mucho para lograr esa aprobación. El 20 de agosto de 1599, el papa Clemente VIII expidió el breve Ad militantis Ecclesiae por el que aprobaba la "Descalcez" trinitaria («Congregación de los hermanos reformados y descalzos de la Orden de la Santísima Trinidad») para la observancia fiel de la Regla primitiva de la Orden.
En octubre de 1599 dio comienzo a la nueva Orden reformada, y fue en aquella circunstancia que añadió a su nombre el apellido «de la Concepción» que le acompañó de por vida. Fue un trabajo muy duro que comenzó solo, pero la gracia de Dios estaba con él, ya que en 1605 ya tenía fundados 8 conventos de trinitarios descalzos con más de 12 frailes en cada uno.
La otra rama de los trinitarios que no estaba reformada con el tiempo fue disminuyendo hasta que desapareció completamente.
Juan Bautista de la Concepción murió el 14 de febrero de 1613. El 25 de mayo de 1975 fue canonizado solemnemente por el papa Pablo VI.