Fiesta: 9 de julio
La tradición nos cuenta que a mediados del siglo XVI un
hombre que vivía en Suta, Colombia, encargó una pintura de la imagen de la
Virgen del Rosario. La imagen que le pintaron tenía a la Virgen del Rosario con
el Niño Jesús, y a los lados al apóstol san Andrés y san Antonio de Padua.
El cuadro fue ubicado en una capilla y estuvo allí durante más de una década. La capilla tenía el techo de paja, lo
que provocó que la humedad deteriorara la pintura hasta dejarla completamente
borrosa.
Con el tiempo la imagen fue trasladada a Chiquinquirá, como se encontraba en tan mal
estado fue abandonada en un cuarto, habitación que tiempo atrás había sido
usada como oratorio. Se dice que incluso que el lienzo sirvió para secar granos
al sol.
Al comenzar el año 1586, se estableció en Chiquinquirá, una
piadosa mujer, María Ramos, nacida en Sevilla (España). Esta señora reparó el
viejo oratorio y colgó en el mejor lugar de la capilla, la deteriorada pintura
de la Virgen del Rosario.
El día 26 de diciembre de 1586, María salía de
la capilla, cuando pasó frente a ella una mujer aborigen con su pequeño hijo.
En ese momento la mujer aborigen gritó a María "mire, mire Señora..."
Ella dirigió la mirada hacia la pintura, la imagen aparecía rodeada de vivos
resplandores, prodigiosamente los colores y su brillo original habían
reaparecido, los rasguños y agujeros de la tela habían desaparecido. Con tan maravilloso suceso se inició la devoción a Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá.