San Gabriel Arcángel
Lc 1, 10-20
Toda la asamblea del pueblo permanecía afuera, en oración,
mientras se ofrecía el incienso.
Entonces se le apareció el Ángel del Señor, de pie, a la
derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías quedó desconcertado y tuvo
miedo. Pero el Ángel le dijo: «No temas, Zacarías; tu súplica ha sido
escuchada. Isabel, tu esposa, te dará un hijo al que llamarás Juan. Él
será para ti un motivo de gozo y de alegría, y muchos se alegrarán de su
nacimiento, porque será grande a los ojos del Señor. No beberá vino ni bebida
alcohólica; estará lleno del Espíritu Santo desde el seno de su madre, y
hará que muchos israelitas vuelvan al Señor, su Dios. Precederá al Señor con el
espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con sus
hijos y atraer a los rebeldes a la sabiduría de los justos, preparando así
al Señor un Pueblo bien dispuesto». Pero Zacarías dijo al Ángel: «¿Cómo
puedo estar seguro de esto? Porque yo soy anciano y mi esposa es de edad
avanzada». El Ángel le respondió: «Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios,
y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena noticia. Te quedarás
mudo, sin poder hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, por no haber
creído en mis palabras, que se cumplirán a su debido tiempo».
Lc 1, 26-38
En el sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una
ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida
con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de
la virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo:
«¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo». Al oír estas
palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese
saludo. Pero el Ángel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha
favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre
Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará
el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y
su reino no tendrá fin». María dijo al Ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo
no tengo relaciones con ningún hombre?». El Ángel le respondió: «El Espíritu
Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por
eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta
Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril,
ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para
Dios». María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla
en mí lo que has dicho». Y el Ángel se alejó.
muy hermoso pero quiero conseguir los 4 restantes
ResponderEliminarJosé Ramón, envianos tu pedido a dibujosparacatequesis@gmail.com para que podamos enviarte los dibujos. Dios te bendiga.
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