La tradición cuenta que san Expedito fue un militar romano de principios del siglo IV.
En una oportunidad, conmovido profundamente por el testimonio de los cristianos al enfrentar la muerte, fue tocado por la gracia de Dios y resolvió cambiar de vida y convertirse al cristianismo. Esta decisión no era compatible con su trabajo como militar, por esa razón le costaba mucho tomar la decisión de bautizarse, y lo postergaba.
La leyenda dice que, al fin, el día que staba decidido, el espíritu del mal se le apareció en forma de cuervo gritando: "cras, cras, cras". Que en latín significa: "mañana, mañana, mañana". Pero san Expedito pisoteando al cuervo exclamó: "¡Hodie, hodie, hodie!", que en latín significa: "hoy, hoy, hoy". Y ese fue el momento de su conversión.
Por esta conversión fue que su vida finalemente terminó en martirio.
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