Fiesta: 19 de octubre.
San Pedro de
Alcántara nació en España (Alcántara), en 1499. Su nombre de bautismo era Juan
de Garavito y Vilela de Sanabria. Siendo joven Pidió ser admitido como
religioso franciscano y eligió para irse a vivir al convento donde estaban los
frailes más observantes y estrictos de esa comunidad.
En el noviciado lo pusieron de portero, hortelano, barrendero y cocinero.
Es un santo que se destacó por sus fuertes mortificaciones. Llegó a
mortificarse tan ásperamente en el comer y el beber que perdió el sentido del
gusto y así todos los alimentos le sabían igual. Dormía sobre un duro cuero en
el puro suelo. Pasaba horas y horas de rodillas, y si el cansancio le llegaba,
apoyaba la cabeza sobre un clavo en la pared y así dormía unos minutos,
arrodillado. Pasaba noches enteras sin dormir ni un minuto, rezando y
meditando.
Fue nombrado superior de varios conventos y siempre era un modelo para todos
sus súbditos en cuanto al cumplimiento exacto de los reglamentos de la
comunidad.
También era muy bueno en la predicación. Dios le había dado la gracia de
conmover a los oyentes, y muchas veces bastaba su sola presencia para que
muchos empezaran a dejar su vida llena de vicios y comenzaran una vida
virtuosa.
En el convento de Lapa fue que compuso un hermoso libro acerca de la oración,
que fue sumamente estimado por Santa Teresa y San Francisco de Sales, y ha sido
traducido a muchos idiomas.
Deseando San Pedro de Alcántara que los religiosos fueran más mortificados y se
dedicaran por más tiempo a la oración y la meditación, fundó una nueva rama de
franciscanos, llamados de "estricta observancia". El Sumo Pontífice
aprobó dicha congregación y pronto hubo en muchos sitios, conventos dedicados a
llevar a la santidad a sus religiosos por medio de una vida de gran penitencia.
Los últimos años de su vida los dedicó a ayudar a Santa Teresa a la fundación
de la comunidad de Hermanas Carmelitas descalzas.
Murió el 18 de octubre de 1562.
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