Santa Fabiola fue una mujer romana, de familia noble, que vivió a fines del siglo IV y principios del siglo V.
Se sabe de ella gracias a que fue colaboradora de san Jerónimo, y él la mencionó en varias cartas.
Siendo muy joven, a Fabiola la unieron en matrimonio con un hombre muy vicioso del cual, como le estaba permitido por la ley romana, se divorció para casarse de nuevo con otro hombre.
Contrajo segundas nupcias y su segundo esposo, que al parecer tampoco era muy virtuoso, murió muy pronto.
Un año, durante la Vigilia Pascual, Fabiola se presentó ante el Papa en la Basílica Lateranense pidiendo perdón a todos, por haberse casado después de haberse divorciado.
Obtenido el perdón, Fabiola se retiró a vivir una vida silenciosa en su casa y se dedicó a cuidar a los pobres, fundando un hospicio y distribuyendo sus bienes entre los más necesitados y los monasterios.
Alrededor del año 394 fue a Palestina y estuvo viviendo cerca de san Jerónimo, dedicándose al estudio de las Escrituras. Después de un tiempo regresó a Roma.
Vivió pobremente, hasta que murió alrededor del año 400. A sus funerales asistió gran cantidad de gente, del clero y del pueblo de Roma.
Se sabe de ella gracias a que fue colaboradora de san Jerónimo, y él la mencionó en varias cartas.
Siendo muy joven, a Fabiola la unieron en matrimonio con un hombre muy vicioso del cual, como le estaba permitido por la ley romana, se divorció para casarse de nuevo con otro hombre.
Contrajo segundas nupcias y su segundo esposo, que al parecer tampoco era muy virtuoso, murió muy pronto.
Un año, durante la Vigilia Pascual, Fabiola se presentó ante el Papa en la Basílica Lateranense pidiendo perdón a todos, por haberse casado después de haberse divorciado.
Obtenido el perdón, Fabiola se retiró a vivir una vida silenciosa en su casa y se dedicó a cuidar a los pobres, fundando un hospicio y distribuyendo sus bienes entre los más necesitados y los monasterios.
Alrededor del año 394 fue a Palestina y estuvo viviendo cerca de san Jerónimo, dedicándose al estudio de las Escrituras. Después de un tiempo regresó a Roma.
Vivió pobremente, hasta que murió alrededor del año 400. A sus funerales asistió gran cantidad de gente, del clero y del pueblo de Roma.
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