Fiesta: 4 de agosto.
La beata Juana de Aza fue la madre de santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de Predicadores. Las vocaciones de sus hijos nacieron de la educación cristiana y vida ejemplar que les fue brindada en su hogar.
Nació en la villa de Aza hacia el año 1140, en una familia noble. Contrajo matrimonio con Félix de Guzmán (venerable). Fruto de ese matrimonio nacieron tres hijos que fueron sacerdotes: Antonio (venerable), Manés (beato) y Domingo (santo y fundador de la Orden de Predicadores). De ella se afirma que era una mujer honesta, casta, intachable, prudente y muy compasiva con los pobres y afligidos, brillando por su virtud y buena fama.
La especial devoción de Juana de Aza por el monasterio benedictino de Silos y su santo fundador Domingo, es el origen del nombre de su hijo menor. La tradición cuenta que cuando estaba embarazada de su tercer hijo soñó Juana que llevaba en el vientre un cachorrito (algunos dicen: un cachorrito blanco y negro) que tenía en la boca una antorcha y que salía y encendía el mundo. Juana se asustó y se fue a rezar a Santo Domingo de Silos, que había muerto cien años atrás. Le hizo una novena y parece que prometió que el hijo que iba a nacer llevaría el mismo nombre que el Santo.
Tras su muerte entre los años 1202 y 1205, se desarrolló una especial devoción hacia esta santa mujer en todas las localidades cercanas. El pueblo admira y recuerda sus virtudes de compasión, misericordia y generosidad con los más necesitados.
Fue beatificada en 1828. En el Convento de San Pablo (Peñafiel) se conservan, en una urna de madera, sus restos.
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